domingo, 13 de abril de 2014

El regreso a Salónica de Mike Jones, “El Cervatillo”.

Mensaje de Jones a Sentragoal.gr en 2012.

A Mike Jones lo incluiría en el club de los incorregibles. Son socios del mismo aquellos peculiares americanos que llegaron a Grecia a finales de los 80 o a principios de los 90, caracterizados por atesorar una enorme calidad y por llevar una vida azarosa fuera de las canchas. El presidente de tal puñado de ilustres es Roy Tarpley, claro, al que le siguen el propio Jones, Walter Berry, John Salley, Carey Scarey, Charles Shakleford o Xavier McDaniel, entre otros. Así como algunos de estos cracks no lograron rehacer sus vidas, debo decir que Mike Jones lo hizo. Sus aventuras extradeportivas fueron más bien fruto de la edad y de la época que le tocó vivir. Pecados de juventud, vaya.


Jones estudió en la Universidad de Auburn y fue elegido el número 63 del Draft de 1988 por los Milwaukee Bucks. Llegó al PAOK para ocupar la plaza de Joe Dawson, que fue cortado durante la pretemporada. Firmó por 180.000 dólares con el objetivo de ayudar a ganar un título y destronar al Aris

Aunque su intención siempre fue la de jugar una o dos temporadas en Europa y regresar a casa, acabó haciendo carrera en el viejo continente.

La plantilla durante la pretemporada 88/89, antes de la llegada de Jones.

Fue el primer extranjero que jugó en la liga con el PAOK en toda su historia (no cuento los nacionalizados). Recordemos que antes de 1988 no estaba permitido jugar con extranjeros en las competiciones domésticas.

Quizás por haber sido el primero se convirtió en uno de los más queridos. Los otros americanos que habían pasado por el club sólo lo habían hecho para los partidos europeos, que a veces eran muy pocos.

Mike Jones y Edgar Jones.

Debió ser una temporada curiosa la 1988-1989. El Panathinaikós firmó a Edgar Jones, con 7 años de experiencia en la NBA y que había participado en el concurso de mates de 1984, el Olympiacós a Carey Scarey, ex de los Jazz de carácter problemático, el AEK a Danny Vranes, todo un número 5 del Draft (en 1981), etc... Sin duda, con la llegada de estos extranjeros empezaba una nueva era.

Aterrizó en plena época de dominio amarillo del Aris de Salónica y se sorprendió mucho cuando vio cómo eran los derbies de la ciudad. Debutó en un amistoso contra el Perugia el 26 de agosto (109-63 con 22 puntos) y jugó su primer partido oficial con la camiseta negra en Lyon contra el Villeurbanne (83-93 con 29 puntos, 13/28 en el tiro y 11 rebotes). El primer partido en casa fue de liga contra el Panionios (105-75 con 35 puntos).

El Cervatillo y el entrenador Johnny Newman.

En el PAOK fue conocido con el sobrenombre del “Moró tou Elafioú”, que vendría a significar “El Cervatillo”, tanto por su manera de jugar como por su carácter dócil y su “procedencia-Bucks”.

Mike Jones solamente jugó una temporada en el PAOK; en 22 partidos de liga anotó 28,8 puntos de media, siendo el tercer máximo anotador del campeonato. En la Copa Korac el equipo fue eliminado en la segunda ronda contra el Estrella Roja después de un partido que nunca terminó en Belgrado (en Salónica metió 37 puntos y en Belgrado 30). En la Copa, Jones y Prelevic condujeron al PAOK a la final, pero Galis y Giannakis impusieron su ley. El Aris derrotó al PAOK por 91-86 (Jones anotó 31 puntos y cogió 15 rebotes).

Jones defendido por Boban Jankovic en el PAOK-Estrella Roja de la Copa Korac.

El Cervatillo era un tres al que le encantaba jugar alejado del aro. Era bastante corpulento a pesar de no ser excesivamente alto (2,01 cms.), hecho que le permitía jugar de espaldas al aro. Sin embargo, prefería jugar de cara y tirar desde fuera de la zona. Jones era capaz de coger el rebote y correr subiendo la bola sin problemas. En muchas ocasiones hacía funciones de base e intentaba sacar ventaja forzando el contacto.


Destacaría también sus largos brazos y su amplitud de hombros. Sabía aprovechar muy bien su cuerpo para coger rebotes. Su poderoso tronco inferior y su culo le facilitaban las cosas en la pintura, exchando de la misma a los atacantes que amenazaban con capturar la bola.


Era bueno en el tiro exterior y en el uno contra uno. Pedía siempre aclarados en el centro para así poder atacar a su defensor, generalmente más débil, más bajo y más blando.

Tenía una muñeca prodigiosa, fácil, de manual.

Su punto débil era, probablemente, su lentitud en el desplazamiento lateral cuando defendía. Sus porcentajes en el tiro a veces eran muy malos, pero entonces los americanos tenían “licencia para tirar”. Por entonces podían jugar perfectamente los 40 minutos, de ahí que a veces se excediesen.

La suspensión de Galis y los brazos de Fasoulas y Jones.

Con el americano como una de las figuras del equipo, el PAOK rompió la racha de 80 victorias seguidas del Aris en Grecia. Fue el sábado 5 de noviembre de 1988 y los blanquinegros se impusieron por 81-78. Jones y Galis se “contrarrestaron”, anotando cada uno 30 puntos. El alero, además, cogió 14 rebotes en un choque en el que no jugaron ni Giannakis ni Prelevic.

Sorprendentemente, no hubo acuerdo de renovación y el alero regresó a Estados Unidos. Por entonces se ganó fama de juerguista e incluso llegó a declarar que sus mejores partidos ya los había jugado puesto que salía de noche. Quizás aquello justificaba los bajones físicos que sufría en las segundas partes.

Panagiotis Giannakis y Mike Jones.

Durante el verano de 1989, mientras Mike estaba probando en el campus de los Charlotte Hornets, recibió una oferta del Aris que no pudo rechazar. La idea de jugar en el mejor equipo del país junto a Nikos Galis era demasiado seductora, a pesar de que sólo podría participar en la competición europea. Reconoce que el griego americano ha sido el mejor jugador contra el que se ha enfrentado y el hombre más profesional que ha visto.


Con Stojan Vrankovic en lugar del canadiense Greg Wiltjer y Mike Jones de segundo extranjero el Aris se clasificó por tercera vez consecutiva para la Final Four. En Zaragoza, sin embargo, las cosas no fueron bien y el Aris cayó en semifinales frente al Barcelona (104-84) con 21 puntos de Jones (en el partido por el tercer puesto anotó 29). Al parecer, se las tuvo con Vrankovic en los vestuarios.

“La cacería”.

La cacería en la prensa.


El 24 de abril de 1990 la Brigada de Narcóticos irrumpía en la casa de Jones y encontraba 30 gramos de hachís en la mesilla de noche. Declaró que era para consumo propio y que le ayudaba a superar el fracaso de la Final Four. Al parecer, según los reportajes de la época, Jones utilizaba al nigeriano que vivía con él como puente para conectar con su proveedor, al que concía desde el año anterior cuando estaba en el PAOK. Las sospechas llevaron a los policías a seguir al africano, que les condujo al estadio del PAOK, en Tumba, que era donde se hacía la transacción (concretamente en la puerta 4).


Tanto el americano como el compañero de piso acabaron en comisaría. Entonces no había Twitter, pero igualmente la noticia corrió como la pólvora y ambos fueron fotografiados. Pasó la noche retenido.

Jones reconoció su error e insistió que el hachís era para consumo propio. Además, declaró que habían hecho de aquello un espectáculo por ser una persona conocida. Pagó la finaza (1.200.00 dracmas) y el 31 de mayo quedó libre, pero el mal ya estaba hecho.


Sorprendentemente, no hubo juicio porque el que había reconocido ser el proveedor de Jones desapareció como por arte de magia y se retiraron los cargos. Los rumores dicen que el propio club, que sabía de la vida nocturna del jugador, estaba detrás de la historia. ¿Qué necesidad había de cazarlo cuando la competición en la que jugaba ya había acabado? Quedó claro que consumía, pero algo olía mal.

Mike en Tumba viendo al PAOK de fútbol.

Jones se quejó del trato recibido por la policía. Años después declaraba: “todo empezó con mi compañero de piso, pero él no fue el responsable. No sabía lo que hacía. Respondía ante mí. Yo fumaba hachís, lo reconozco. Y lo pagué. No puedo decir que la culpa fuera suya. Lo cogieron a él y luego vinieron a casa a por mí. Me trataron como a un perro.” Y añadía: “fuera de la cancha he cometido muchos errores. Era joven y no estaba bien aconsejado, pero aprendí de todo aquello. No era buen profesional, lo reconozco.”

El americano cogió el primer avión a Francia y se acabó la historia. Con su marcha, el Aris se ahorraba la nada despreciable cifra de 80.000 dólares. Repito, todo muy sospechoso. Los amarillos lograron el doblete, pero Jones ya no estaba en Grecia para disfrutar de los éxitos.

Debido al feo asunto de drogas, Mike no pudo volver al país.


Su carrera siguió adelante después de aquello. Fichó por el Pau Ortez, con el que ganó títulos y rindió a un gran nivel (36,5 puntos por partido). A continuación jugó en el Barcelona, en el Cholet, en el Murcia, en el Peñarol Mar de Plata (Argentina), en el Apollon Limasol, en Montevideo y de nuevo en Chipre, donde se retiró y vive en la actualidad. Tiene su propia academia de baloncesto allí.

Hace dos años y con motivo de la conmemoración de los 100 años de la liberación de Salónica tuvo lugar una reunión de antiguos jugadores en el Alexandreio para jugar un partidillo. Lamentablemente, Mike Jones no pudo asistir debido a aquel asunto turbio del pasado. Las autoridades no le dejaban entrar en el país a pesar de que ya habían pasado 22 años de aquello.

En una nota enviada por el propio Jones a Sentragoal.gr comentaba: “han pasado 22 años de aquello. Fue en 1990, tras la Final Four, y todos saben quién había detrás de aquello. He perdido muchas opoprtunidades de trabajo desde entonces y ahora entreno a niños. No puedo aceptar que las autoridades griegas sigan ofendiéndome por algo que pasó cuando tenía 22 años. Todo ésto debería quedar claro. Gracias.” Estaba invitado, quería venir, pero no pudo ser.

Nikos Stavropoulos y Mike Jones en el PAOK Sports Arena.

El PAOK se puso manos a laobra e hizo lo posible para que pudiera volver a la ciudad, aunque fuera dos años después. El pasado fin de semana recibió un pequeño homenaje en el PAOK Sports Arena. Gracias al cariño de la gente y al esfuerzo de los actuales dirigentes, Prelevic y Stavropoulos –ex compañeros de Jones- el americano pisó suelo griego después de muchos años.



Mike Jones reconoce que nunca debió haberse marchado del PAOK. Es el equipo que lleva en el corazón. Incluso acudía a ver al PAOK de fútbol cuando jugaba en el Aris. Además, como siempre recuerda, el PAOK pagó hasta el último dracma de su contrato, cosa que el Aris no hizo. Algo que también valora del PAOK es que nunca filtrase a la prensa nada de sus frecuentes salidas nocturnas. 

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