miércoles, 19 de marzo de 2014

Copa descafeinada.

Este domingo en Heraklion, Creta, se disputa la final de la Copa de Grecia de baloncesto. La paliza que le dará el Panathinaikós al Aris de Salónica puede ser de las históricas.

¿Por qué la Copa de Grecia es una tomadura de pelo?

-El formato.

El formato de la competición es de lo más extraño. Los 6 mejores clasificados de la liga de la temporada anterior se clasifican directamente para cuartos de final. El resto de equipos y todos los clubes de la A2 van jugando eliminatorias hasta que quedan dos, que se añaden a los otros 6.

Tanto los cuartos de final como las semifinales se disputan a un partido, que se juega en el campo de uno de los dos equipos. Tanto los emparejamientos como el pabellón son elegidos por sorteo.

¿Cómo es posible que la final de la Copa haya sido la misma durante 7 temporadas seguidas si los emparejamientos se hacen por sorteo? A lo que nosotros llamamos bolas calientes, en Grecia lo llaman bolas frías.

La final se disputa a un partido en campo neutral. En teoría, los dos clubes que la disputan se ponen de acuerdo para asignar sede. Como en los últimos 7 años se repetía el mismo partido, se jugaba en el Hellinikó de Atenas y no había problema. Este año la federación se ha metido en medio y ha decidido que la final se juegue en Alcatraz, perdón, en Creta.

-La violencia se ha cargado la Copa.

En 2004 se disputó la última Copa en formato Final Four. Debido a los constantes incidentes entre aficiones, que muchas veces se trasladaban a parkings, plazas y gasolineras, la federación cambió al ridículo formato actual.

No ha servido de nada, porque las peleas han continuado, tanto dentro como fuera del pabellón. Las últimas ediciones se han disputado con el Hellinikó vacío a excepción de las zonas de debajo de las canastas, donde había 300 radicales de cada equipo. Lamentablemente, el esfuerzo por evitar altercados ha sido inútil. Para quien no lo sepa, la capacidad del Hellinikó es de 15.000 personas.

No sirve de nada enjaular a unos cuantos si no se les registra a la entrada. Los controles para entrar al pabellón deberían hacerse como en los aeropuertos, pero la policía se inmiscuye y la federación no actúa. Así, los aficionados entran con sus petardos, sus bengalas y sus latas de cerveza. El año pasado le tiraron una bengala a Kyle Hines, una navaja a Mike Bramos... La de partidos que habré visto empezar con gente y acabar a puerta vacía desde que estoy aquí.

Supongo que para evitar una nueva batalla, este año se sorteó sin bolas frías. La final anticipada la ganó el Panathinaikós al Olympiacós por 67-59 en el OAKA. El Aris venció en casa al Panionios por 88-79.

La final se jugará en Heraklion, donde las entradas –unas 5000- han sido vendidas a asociaciones deportivas, equipos amateur, escuelas y aficionados en general. Apenas se han dado 50 invitaciones VIP para cada equipo y ya está. A pesar de que Creta está en el quinto pino y de que sale más barato volar a España, hubieran ido muchos amarillos a la isla –pidieron 1500 entradas-. Evidentemente, el pabellón se teñirá de verde a pesar de la neutralidad, porque el Panathinaikós es uno de los grandes de Europa.

-El calendario.

Para colmo, se les ocurre poner una jornada de liga entre semana, que se jugará entre hoy y mañana. El Aris se juega la vida en casa contra el Agor Rethimno. Al que hizo el calendario habría que colgarlo de un árbol. Encima, dentro de un mes pararán la competición por culpa del All Star Game, otra mamarrachada.

Y yo me pregunto...

¿Interesa una competición así? ¿Qué mérito tiene ganar la Copa de Grecia? ¿Merece la pena seguir con la misma pantomima año tras año? ¿Cómo lo solucionamos? ¿Es mejor una final entre rojos y verdes, aunque acabe a palo limpio, o una tan desigual como la del domingo?


PD: Si gana el Aris, creeré en los milagros.

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